viernes, 12 de junio de 2009
Un día por la tarde, mi madre y yo decidimos salir a dar una vuelta en bicicleta cerca de casa. Mi madre pedalea más claro y rápido que yo, tiene una piernas más largas, le llegan más al suelo. Sus manos son más grandes que las mías, entonces se puede agarrar más fácilmente. Su curvatura de espalda es más pronunciada, yo la llevo más recta. Su color de pelo es claro, en cambio el mío es oscuro, lo mismo pasa con nuestros ojos. Después del paseo llegamos a casa y abrimos la puerta del garage para guardar las bicicletas.
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